Hoy queremos dedicar unas líneas a la soledad o el sentimiento de soledad de las personas mayores. La reciente publicación de “La soledad en las personas mayores. Conceptualización, valoración e intervención” de la Fundación Pilares para la autonomía personal ha querido destacar este problema que afecta a casi 2 millones de personas mayores de 65 años en nuestro país. Una publicación que se ha centrado entre otros temas en el concepto de soledad, los tipos y la intervención necesaria para reducirla.
La soledad en la actualidad
Hoy en día y en nuestro país, las personas mayores prefieren y eligen seguir viviendo en sus hogares. Una opción que promueve la autonomía, el bienestar y la calidad de vida. La opción de envejecer en casa, que prefieren el 90% de las personas según un estudio de Fernández-Carro (2016), supone unos beneficios psicológicos y sociales como son el mantener el contacto con el entorno conocido o la autonomía. Y para conseguir este objetivo (seguir viviendo en casa) es necesario que el entorno sea adecuado, adaptado y seguro, que dispongan de los recursos necesarios (económicos, sociales y comunitarios) y de una red social de amigos y familiares y de una red de cuidados formales e informales y sanitarios.
Esta opción, la que permite permanecer en el entorno, continuar el proyecto de vida y vivir de forma independiente, en algunos casos, como por ejemplo la viudedad, lleva a las personas a vivir en soledad. Algo que puede ser positivo y una elección personal. Sin embargo en muchas ocasiones no lo es, no se disponen de los recursos y la ayuda necesaria y la persona mayor se siente sola, sin apoyo.
La soledad emocional, social y el aislamiento social
En el estudio publicado por la Fundación Pilares, diferencian distintos tipo de soledad y cómo ésta se distingue del aislamiento social. La soledad o el sentimiento de soledad es individual y subjetivo, es decir, como la persona la percibe y la evalúa. Por el contrario, el aislamiento social es objetivo y medible. Podemos saber si una persona mayor está aislada socialmente por ejemplo estudiando la red social que tiene o la accesibilidad a esta red. En cualquier caso cada tipo de soledad o el aislamiento se produce por diferentes causas, tiene distintos efectos y puede reducirse o eliminarse con diferentes estrategias.
¿Qué es la soledad emocional? ¿y la soledad social?
Los expertos en el tema explican que la emocional puede aparecer cuando perdemos a una persona que nos importa, a la que queremos. Por ejemplo en el caso del fallecimiento de un ser querido o de ruptura con un buen amigo. Así mismo, la social puede experimentarse al perder roles sociales, es decir, al por ejemplo al jubilarnos o al perder el contacto con personas con las compartíamos tiempo, intereses o preocupaciones.
Ambos tipos de soledad se manifiestan con insatisfacción y un estado de ánimo bajo. Sin embargo, el tipo emocional puede ir acompañado de ansiedad y el social de la sensación de exclusión y de aburrimiento.
¿Qué es el aislamiento social?
Este tipo de aislamiento no depende de la valoración de cada persona. Es objetivo, se puede medir según el nivel de integración social, cuando se reducen o no existen las relaciones interpersonales y cuando el sentimiento de soledad aparece por un aislamiento impuesto, no elegido. Sin embargo, una persona puede estar integrada socialmente y sentirse sola o tener una red reducida social y no sentirse sola o sí. En cuanto a las persona mayores, a mayor edad mayor probabilidad de vivir solos por diferentes razones, desde la viudedad hasta el fallecimiento de amistades. Aunque esta circunstancia no implica que la persona mayor se sienta sola, distintos factores como el lugar de residencia, el contexto cultural o la red social y familiar afectarán a este sentimiento de forma negativa o positiva.
¿Cómo reducir la soledad y el aislamiento social en las personas mayores?
Como explican en este estudio y según la OMS, la soledad no deseada afecta negativamente a las personas mayores aumentando el riesgo de dependencia y empeorando la salud general. Por ello y teniendo en cuenta la gran cantidad de personas mayores, sobretodo mujeres, que viven solas, distintas entidades como la Fundación Pilares han desarrollado programas de intervención. Éstos pretender reducir estas situaciones, mejorar las redes interpersonales y el bienestar en la vejez, ofreciendo por ejemplo acompañamiento emocional o actividades de dinamización social. Otras intervenciones mejoran las habilidades sociales, el apoyo social, aumentan la posibilidad de interacción social y realizan entrenamiento sociocognitivo.
Disminuir la soledad y el aislamiento social de las personas mayores es un objetivo fijado por muchas entidades. Desde la publicación de la Fundación Pilares, nos aclaran que para conseguir este objetivo, no sólo son importantes los programas de intervención a domicilio. Además de acompañar a la persona mayor en el domicilio y hacerla partícipe de actividades sociales y en grupos, es fundamental que estas actividades se ajusten a las necesidades de la persona. Es decir, que es importante conocer la necesidad de la persona, sus intereses, su historia de vida y sus circunstancias. No se trata de proponer cualquier actividad a la persona mayor para que no esté sola, sino de proponer algo que sea interesante, enriquecedor o motivador.
Para terminar, sólo comentar que esta publicación nos ha ofrecido una visión actual de la situación, de la soledad de las persona mayores y de las opciones de intervención para reducirla. Un problema que entre todos podremos reducir e incluso eliminar con las medidas y las decisiones adecuadas.
La publicación de la Fundación Pilares para la autonomía personal la podéis descargar desde en el siguiente enlace: Estudio 5. La Soledad de la personas mayores