Hemos recibido en nuestra consultoría un caso sobre ciertos síntomas de Alzheimer y cómo poder manejarlos porque la situación está siendo muy difícil. Manuel cuida de su madre diagnosticada de demencia tipo Alzheimer y actualmente presenta una serie de síntomas que están complicando la situación de cuidados. Viven juntos, en la casa familiar, y algunos días no encuentra las «herramientas» para mejorar la situación y mantener el bienestar de ambos. Le está afectando tanto física como emocionalmente en su día a día. Aunque dispone de un servicio de ayuda a domicilio (ayuda sociosanitaria) por las mañanas mientras él trabaja, el resto de la jornada y las noches se están complicando. Sólo cuenta con la ayuda de su hermana los fines de semana. Nos pide asesoramiento para ayudarle a gestionar estos síntomas y en concreto nos describe varios como son los olvidos, la agitación y cierta ansiedad.
Los síntomas de Alzheimer y su manejo adecuado
Para empezar le ofrecemos información sobre esta enfermedad y algunos de los síntomas que aparecen, describiendo cada uno de ellos:
La enfermedad de Alzheimer varía entre las personas que lo padecen. Por ello es complicado elaborar un listado de síntomas preciso y exacto que se ajuste a todas las personas. Según la etapa de la enfermedad y ciertos factores biológicos (por ejemplo el daño cerebral frontal se asocia con algunas alteraciones de los impulsos o del pensamiento), psicológicos (los rasgos y recursos personales que adquirimos durante la vida afectan a la manera en que aparecen algunos síntomas) o ambientales (la utilización de medidas de sujeción físicas puede generar ansiedad, agitación o autolesiones) pueden aparecer unos u otros. Además, podemos organizarlos según el área que afectan. Así, podemos observar síntomas cognitivos (memoria, lenguaje, desorientación…), conductuales (agitación, deambulación, desinhibición…) y psicológicos (depresión, ansiedad, alucinaciones…).
Síntomas de la enfermedad de Alzheimer
Problemas relacionados con la pérdida de memoria
Cada persona con Alzheimer responde o reacciona a la pérdida de memoria de diferente manera. Algunas personas pueden esconder esta alteración, o no reconocen lo que está pasando o aceptan el problema. Como consecuencia de la pérdida progresiva de memoria, se pueden producir olvidos (por ejemplo no recordar que ayer acudió al hospital a ver a su hermana), pérdida de objetos, repetición de preguntas, etc.
Alteración del pensamiento
Creencias erróneas como son las interpretaciones de algunos sucesos (por ejemplo, la persona no encuentra un objeto y piensa que se lo han robado), identificaciones (como pensar que el cuidador principal es un extraño), delirios (creencia falsa a pesar de una evidencia contraria, por ejemplo pensar que la casa en la vive no es la suya) o fabulaciones (crear contenido falso sobre el pasado).
Depresión
En la mayoría de los estudios, se demuestra que entre el 40 y el 50% de las personas con Alzheimer padecen depresión. Puede ser debida a que la persona es consciente de la enfermedad que padece y por ello sabe que va a perder progresivamente sus capacidades, y también a la propia enfermedad, consecuencia de las lesiones cerebrales y la afectación en las zonas cerebrales relacionadas. Algunos síntomas son por ejemplo la incapacidad para sentir placer, la falta de motivación, el aislamiento de los amigos y familia o la pérdida o aumento de apetito y peso.
Alteraciones emocionales
Las personas con Alzheimer pueden presentar cambios bruscos en sus expresiones emocionales (labilidad emocional). Pueden aparecer sentimientos depresivos, enfado o conducta violenta, reacciones catastróficas, euforia, etc. Como consecuencia, se producen situaciones difíciles de manejar en el ámbito familiar o la situación de cuidados.
Ansiedad
La ansiedad afecta al 40% de las personas con Alzheimer y ésta puede aparecer por la propia enfermedad, es decir por las lesiones cerebrales que se producen, por la conciencia de la pérdida de capacidades progresiva o por ejemplo por la percepción de tensión entre los familiares. Puede presentarse en diferentes grados o intensidad y los síntomas más comunes son el temor, el estado de alerta, la falta de concentración, malestar en el estómago, la sensación de falta de aire, la tensión muscular, temblores, etc.
Agitación y agresividad
La agitación es común y uno de los síntomas de Alzheimer que se manifiesta a través de una importante tensión con gran actividad de movimientos, ansiedad, hiperactividad, confusión… Como consecuencia la persona puede gritar, discutir, agredir a los que le rodean, etc. Es decir, pueden ocurrir agresiones físicas y verbales sin causa aparente o debido a por ejemplo una situación frustrante.
Apatía
La apatía o indiferencia de la persona puede estar causada por la propia enfermedad o por la dificultad al realizar sus actividades diarias. Se describe como la falta de interés, de motivación o de emoción, sentimiento y preocupación. Las personas con apatía pueden deambular o estar sentados, callados, sin querer realizar actividades o tareas, ausentes, como «apagadas».
Estos son algunos de los síntomas de Alzheimer aunque podríamos añadir otros como los trastornos del sueño, los trastornos de la alimentación, ciertos cambios de personalidad, alteraciones de la actividad sexual, deambulación errante, seguimiento al cuidador, actos repetitivos…
Algunos consejos para manejar los síntomas de Alzheimer
Partiendo del conocimiento de que existe gran variedad de síntomas con gran variedad de variables y factores a tener en cuenta (la propia persona, el ambiente…) vamos a ver algunas recomendaciones, a grandes rasgos para manejarlos. Es importante tener en cuenta que algunos de estos síntomas se tratan además con fármacos, prescritos por el médico especialista. En el caso que nos plantea Manuel, le ofrecemos alguna recomendación específica según los síntomas que nos ha descrito y que generan malestar y complican la situación.
- Pérdida de memoria u olvidos. Es importante informar sobre la nueva situación a los amigos, familiares y vecinos para prevenir futuros problemas (por ejemplo ver a la persona perdida o desorientada), utilizar las «ayudas de memoria» (dibujos en las puertas de la casa indicando de qué habitación se trata o añadir a las fotos de los familiares los nombres para que recuerden quién es cada uno…), establecer un lugar específico para colocar objetos importante como las gafas o las llaves, mantener la casa en orden, localizar el lugar dónde la persona esconde los objetos, buscar un objeto perdido con la persona sin discutir si se ha perdido o no.
- Alteraciones del pensamiento. Para estas alteraciones (delirios, alucinaciones, errores al identificar a una persona…) se recomienda no discutir, distraer a la persona hacia otros temas, bromear, si la persona está asustada dar tranquilidad y no reforzar el contenido del pensamiento que está alterado.
- Depresión. Se aconseja tener en cuenta las quejas repetidas de la persona ya que si no, se podría ignorar algún problema real, no se debería insistir en animar a la persona (puede por ejemplo sentirse incomprendido), ofrecer el cariño, el amor y el apoyo necesarios (estar rodeado de personas queridas y sin aislarse) y realizar actividades significativas y placenteras para la persona que le ofrezcan seguridad y utilidad y que pueda llevar a cabo.
- Ansiedad. A Manuel en concreto le recomendamos evitar las discusiones y situaciones estresantes, eliminar las sustancias excitantes de la dieta como el té o el café, reaccionar de manera cariñosa, con afecto y no intentar razonar con la persona sobre si su ansiedad es injustificada. Así mismo tener en cuenta que aún en estados avanzados de la enfermedad, las personas perciben el humor de los que les rodean, así que sentirán tensión cuando la haya a su alrededor.
- Agitación y agresividad. En este caso recomendamos ante todo comprobar qué puede estar provocando esta agresividad, como algún medicamento, alucinaciones o ciertos elementos del entorno. Una vez identificados se intentará eliminar o cambiar esa causa que la produce. También se recomienda actuar con tranquilidad, transmitiendo en todo momento calma y serenidad, explicando y reforzando la colaboración de la persona para solucionarlo, siempre manteniendo su sentimiento de dignidad (por ejemplo no hablar de ella con otros en su presencia o no dejar abierta la puerta del baño cuando le ayudamos en el aseo).
Tras ofrecer a Manuel esta información y recomendaciones le asesoramos en su puesta en práctica y le sugerimos que acudiera a la Asociación de familiares y personas con Alzheimer más cercana para que le guiaran de cerca en su día a día.
Por último, recordaros que si no hemos comentado o necesitáis más información o asesoramiento sobre algún síntoma de Alzheimer y su manejo podéis escribirnos vuestra consulta en el formulario de contacto de la web, en nuestra página de Facebook @grupolasmimosas o en el grupo de Facebook Si cuidas, cuídate.
Fuentes:
- Fundación Pasqual Maragall
- «Las alteraciones psicológicas y del comportamiento en la enfermedad de Alzheimer» Jordi Peña-Casanova. Fundación La Caixa.