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La psicoestimulación se define como un conjunto de estrategias no farmacológicas dirigidas a mejorar ciertas capacidades. La psicoestimulación debe centrarse en la capacidades preservadas de la persona, con un nivel adecuado que suponga un reto. El objetivo será ralentizar el deterioro cognitivo y aumentar o mantener el nivel de autonomía el mayor tiempo posible.

En esta ocasión nos centraremos en las intervenciones no cognitivas y afectivas. (Información sobre las intervenciones cognitivas)

¿Qué son las intervenciones no cognitivas?

Las intervenciones no cognitivas consiguen una disminución de los trastornos de conducta y la mejora del estado afectivo de la persona. Por ejemplo en personas con la enfermedad de Alzheimer pueden aparecer problemas en el comportamiento. Estos problemas están asociados a un declive cognitivo más rápido de la personas con esta demencia y un aumento del nivel de estrés de los cuidadores. Así pues, gestionarlos será fundamental para el bienestar de los implicados.

¿Qué intervenciones se utilizan con más frecuencia?

Las intervenciones no cognitivas conductuales y afectivas más utilizadas son:

  • Aromaterapia. El uso de diferentes aromas pueden contribuir a disminuir la agitación en personas con la enfermedad de Alzheimer. En concreto, el aroma de lavanda mezclado con naranja puede propiciar la relajación y la calma.
  • Luminoterapia. Este tipo de intervención se utiliza en personas con algún problema del sueño. Los resultados de diversos estudios demuestran que el aumento de la intensidad de la luz diurna es beneficiosa. Es decir, mejora el sueño y el estado de ánimo, y disminuye la agitación.
  • Desarrollo y mantenimiento de rutinas. El beneficio del mantenimiento de ciertos hábitos diarios está demostrado. Por ejemplo, la consistencia en personas con Alzheimer reduce la ansiedad o el estrés.
  • Musicoterapia. La música como herramienta terapéutica estimula la psicomotricidad, la expresión de emociones o al comunicación. Diferentes estudios demuestran los beneficios en personas con demencia.
  • Masajes terapéuticos. Estos masajes se pueden utilizar para calmar, para reducir la agitación. Puede ser realizada por profesionales o por familiares con cierto entrenamiento.
  • Terapia psicomotriz. Esta terapia estimula la motricidad voluntaria, la automática , la orientación o la coordinación. Aumenta el control del cuerpo y la relación con uno mismo, los demás y los objetos del entorno.
  • Modificación ambiental. Se trata de modificar el entorno de las personas con el objetivo de mejorar la seguridad, la orientación o la autonomía.

 

Fuente:

R. Fernández-Ballesteros (2009). Psicología de la vejez. Una psicogerontología aplicada.

 

 

 

 

 

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