Una de las características de una comunicación eficaz es saber escuchar.

La mayoría de la personas pensamos que saber escuchar no requiere esfuerzo, que es algo mecánico y lo cierto es que necesita más esfuerzo que hablar.

La escucha activa, una capacidad fundamental para una comunicación eficaz, es la disposición de escuchar y además entender desde la perspectiva del que habla. En este acto se incluyen los sentimientos, pensamientos o ideas de la persona que expresa. 

¿Existen acciones que la impiden?

Determinadas acciones limitan la escucha activa. Es fundamental conocerlas para poder mantener una comunicación lo más eficaz posible:

• Distracción.

  Cuando escuchamos, la atención es alta al inicio pero cae conforme continua el mensaje y vuelve a aumentar al final. Es importante cambiar esta tendencia esforzándonos por mantener la atención lo máximo posible.

• Interrupciones.

• Hacer juicios.

• Dar soluciones antes de finalizar el mensaje. «Síndrome del experto».

• Ignorar los sentimientos del otro.

• Contraargumentar. Razonar en contra de lo que el otro expone.

¿Qué facilita la escucha activa?

Ciertos elementos mejoran la escucha activa. Observar a la otra persona, tener en cuenta sus sentimientos y los contenidos que expresa serán importantes para la preparación de la escucha. Además, otras técnicas como parafrasear, tener empatía, realizar cumplidos o resúmenes mejorarán la comunicación.

¿Cuáles son sus ventajas?

1. Mejora una comprensión recíproca, facilitando un clima de confianza.
2. Aumenta la motivación y la aceptación.
3. Disminuye la posible tensión por la diferencia de opiniones.
4. Aprendemos de la otra persona.
5. Reducimos los conflictos.
6. Se toman decisiones acertadas.
7. Se gana tiempo para pensar.

“La naturaleza nos dio dos ojos, dos orejas y una boca para que pudiéramos observar y escuchar el doble de lo que hablamos” (Epicteto)