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Las emociones y los afectos están presentes en las demencias.

En la enfermedad de Alzheimer es necesario tener en cuenta que aunque las capacidades cognitivas y físicas se deterioran, las emociones y los afectos están presentes (no obstante pueden alterarse). 

La atención a las personas con alguna demencia debe ser integral. Se trata no sólo de atender las necesidades fisiológicas sino también a la persona en todos los ámbitos incluidos el familiar y social.

¿Qué emociones pueden aparecer al inicio de la enfermedad?

Conocer la historia de vida y las emociones que experimenta una persona con Alzheimer es fundamental. En las primeras fases, existe conciencia de la enfermedad (plenamente o de forma episódica). En estos momentos las emociones deben gestionarse porque influirán en el afrontamiento de la enfermedad y su impacto:

  • El temor por un futuro incierto y el no comprender lo que ocurre puede generar irritabilidad.
  • Es frecuente que aparezcan cambios de humor, cierta inestabilidad emocional (labilidad).
  • En las primeras fases se puede sentir miedo, culpa o síntomas depresivos. 
  • Además, aparece un desinterés o apatía por actividades cotidianas.

¿De qué claves disponemos para gestionarlas?

  • La comunicación mediante explicaciones sencillas, en un tono amable y con algún tipo de contacto físico (ej. coger la mano) es clave en la enfermedad de Alzheimer.
  • La integridad, la dignidad y el respeto son pilares en el buen trato. A medida que avanza el deterioro existen más probabilidades de que aparezca atapía o tristeza intensa que afectan a la «desconexión» del entorno.
  • Evitar la soledad de las personas con demencia es vital. La comunicación, el cariño y la compañía ayudan mantener el contacto con el entnorno.

“Quizás, lo que en última instancia dio sentido a los cuidados, no fue tanto la cantidad de los mismos, como el haber tenido la certeza de que fueron los adecuados”.

Fuente:

“La enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Detección y cuidados en las personas mayores”, Dirección General de Salud Pública y Alimentación (2007)

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