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La asistencia domiciliaria o atención a domicilio de las personas mayores ha aumentado en los últimos años. Ya sea por el incremento de la población en estos rangos de edad o por otras causas, la realidad y según datos del IMSERSO de diciembre de 2017 es que el 72’23% de los beneficiarios de la Ley de Dependencia son mayores de 65 años. Esta Ley apoya e intenta asegurar, mediante servicios y prestaciones económicas, la atención a personas en situación de dependencia.

¿Qué es el servicio de ayuda a domicilio?

El servicio de ayuda a domicilio (SAD) brinda atención sociosanitaria a las personas en situación de dependencia, a las personas mayores, con diversidad funcional, etc. Y atiende no sólo las posibles necesidades físicas sino también las psicológicas o sociales. El objetivo principal es mantener o mejorar el bienestar, la calidad de vida, la autonomía y la relación con el entorno de la persona usuaria y de las personas de su medio como familiares o cuidadores. Este tipo de servicios se ofrece desde el ámbito público (Servicios Sociales) y desde el ámbito concertado o privado. Desde el primer ámbito, los servicios sociales de cada municipio o comunidad evalúan a la persona que lo solicita para asignarle un servicio o prestación. El proceso suele ser largo en el tiempo por lo que muchos usuarios acuden a entidades privadas o concertadas para solicitar la ayuda. En caso de ser una empresa concertada, ésta podrá gestionar los trámites necesarios para iniciar el proceso de la Ley de Dependencia.

¿Qué servicios se ofrecen a las personas mayores?

En la actualidad se ofrecen diversos servicios acordes con la necesidad de la persona mayor. La asistencia domiciliaria parte de la necesidad propuesta teniendo en cuenta las circunstancias personales y familiares y ofreciendo una atención integral. Generalmente estos servicios se organizan de la siguiente manera:

  • Cuidados personales. Los cuidadores profesionales de un servicio de ayuda a domicilio se ocupan de la higiene de la persona, la alimentación, el vestido, etc.
  • Atención a las necesidades del hogar (limpieza, organización de la ropa, de los alimentos, servicios de comidas o de lavandería a domicilio, etc.).
  • Promoción de la autonomía personal y prevención de la dependencia, facilitando la permanencia en el entorno habitual. Por ejemplo, el acompañamiento en actividades de ocio y tiempo libre o el asesoramiento en hábitos de vida saludables.
  • Teleasistencia. Mediante un dispositivo se mantiene el contacto continuo de la persona mayor asegurando cubrir cualquier necesidad física, social o psicológica y previniendo algunas situaciones como son las caídas.
  • Atención sanitaria como son los servicios de enfermería o médicos.
  • Otros servicios especializados como psicólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, podólogos, nutricionistas, etc.

En definitiva, la atención o asistencia domiciliaria pretende apoyar a las personas mayores que lo necesiten en su vida diaria, logrando así mantener su bienestar y calidad de vida. Además permite, como ya hemos comentado, la permanenecia de la persona en su hogar si así lo desea. Por último, queremos resaltar que la atención a domicilio debe respetar a la persona mayor, sus deseos, intereses o aficiones. Y que los profesionales que trabajan en este sector deben hacerlo desde el respeto, el buen trato y el mantenimiento de la dignidad de las personas a las que atienden.

 

 

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